Limbo

POEMASDESTACADOS

1/2/20252 min read

En medio de dos extremos opuestos en sentido,
pero iguales en propósito,
vida y muerte coexisten, dejándome en el mismo vacío,
oscuro, lleno de ventanas de cristales opacos.

No tengo vida, ni tampoco rima,
no tengo muerte ni suerte.
No tengo sentido por el que hoy exista,
ni razón de ser débil o fuerte.

El vacío que hoy me ha llevado a un abismo de emociones,
vacías,
lejos de aquello que sentía en vida,
y que sentí más intenso en mi muerte.

Dios, muerte, o la nada, tal vez,
independiente de su elección.
Nazco y muero a la vez,
soy un cero en el medio, sin función.

Pues antes de mí ya hubo vida,
hubo dolor, llanto, y más que nada, alegría.
Incluso en la muerte, cuando la sentí fría…
o en el momento de vida cálida.

Soy parte de aquellos que se fueron,
por quienes lloré, pero ahora comprendo que son iguales:
polvo o arena dentro de un mar que los arropa con intensidad abrumadora.
No vivo ni muero; mi presencia es tan efímera que no sé si existo.

Tan pequeña, que nunca caigo del abismo,
pues nunca llego al fin del mismo.

Mi supuesta vida, por cada segundo que pasa, queda más en el olvido.
Mi muerte solo fue una excusa para darle valor a un cero
que en algún momento fue de relativo interés,
y hoy solo es un exponente de la nada.

Limbo, tú haces arrodillar a los reyes.
No te grito, no te lloro, no te imploro.
No me dueles,
porque de nada sirve intentar salvar algo que nunca fue creado.

No existe purgatorio, ni juicio, ni supletorio.
No queda nada después de mi intento de vida,
y fracaso de muerte, más bien pérdida.
Nadie llorará a quien no existió en velorio.

Purgatorio, no existes, y me burlo de tu intento de ser.
Mis acciones no puedes juzgar porque no existen.
Si mi existencia no causa daño,
no tengo que pagarte nada.

Y me río también de los tres: vida, muerte y purgatorio.
Su existencia depende del otro, pero ninguno realmente sirve.
Pues nadie vive tanto para hacer daño,
ni muere, pues nunca vivió en el recuerdo.

Solo existí para quienes fueron cercanos,
cercados dentro de un establo de espacio y tiempo.
Minúsculos, imperceptibles, esporádicos,
efímeros en la existencia por falta de presencia.

Si algo existe y nadie tiene pruebas de ello,
¿realmente existe o son suposiciones?
Si de mí no quedó muestra de mi existencia,
no hay prueba de mi vida y menos de mi muerte.

Limbo, dame descanso eterno,
o mejor, dame olvido.
Haz que nunca sea parte de este momento,
y borra de la existencia lo vivido?